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Por juan ignacio papaleo
Tuvimos suerte. Tanto las limitaciones regionales como las económicas hicieron que nuestros ojos vieran cosas fantásticas. Es hermoso
recordar por un segundo la sensación que nos pasaba por la piel al ver en nuestra tele de casa ese jueguito que solo podíamos jugar
comprando fichas. Obras de arte, fantasía pura. No importaban los años luz que los separaban en jugabilidad o si le faltaban niveles
o jugadores, era el Street Fighter II en tu habitación. Locura total. ¡Podías jugar todas las veces que quisieras! Acá, nuestro homenaje
a esos piratas. En este caso, Yoko Soft, luego conocida como Cony Soft, que hacía este hermoso trabajo.
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