Revista Raza Polo Argentino 29 | Page 41

que se disputaba en el Hurlingham Club. Los primeros pasos fueron orientados a lograr que los clubes no afi liados aceptaran la invita- ción de incorporarse a la Asociación. Al poco tiempo la naciente institución reunía a veintiséis clubes, con 254 jugadores que regis- traban su handicap, principalmente de clubes del interior, ya que el polo estaba dejando de ser “cosa de ingleses” para ganarse su acep- tación en el hombre criollo. Fue primordial pre- ocupación de las nuevas autoridades encarar la divulgación y conocimiento de las reglas de la Asociación procuró –y siempre lo logró– su- juego, tomadas del reglamento del Hurlingham perarse e ir por más. Así lo demuestran todas Club de Londres, que había sido aceptada las ampliaciones y mejoras realizadas en esa como Ofi cial de la Asociación y a la vez exigía esplendida “Catedral”, sin olvidar el mayor patri- su estricto cumplimiento, a fi n de que el polo se monio de la AAP, el magnífi co complejo de 12 practicase uniformemente en todo el país. En la canchas ubicadas en la sede Alfredo Lalor de medida que las posibilidades lo permitieron, se Pilar. enviaron equipos de jugadores al interior con el objetivo no sólo de cotejar fuerzas sino de im- Hoy la AAP, con el nuevo Consejo Directivo pre- partir enseñanza a todos los afi cionados. sidido por Eduardo Novillo Astrada (h), continúa trabajando para seguir siendo la entidad rectora En la actualidad, conducida por hombres del del juego del polo en la Argentina y principal re- polo, que antes que dirigentes son jugadores, ferente en el mundo.