Almayer 5
Obdulia/ Javier Tapia Rodríguez
Incendios/
Bismark Estrada Hernández
Obdulia,
sierva de Alá, según la etimología,
ella, la nuestra, que fue tan activa
y tan ardiente luchadora,
por fin se ha quedado tranquila.
¿Qué hay más allá del grito?
¿La paz?
¿La esperanza?
¿La justicia?
La conocí, pero poco,
mas me pareció congruente,
y ahora le aplaude la gente
que jamás siguió su ejemplo,
fanáticos de tanto templo
que no cumplen sus promesas,
la gente buena y decente
que se ampara tras el héroe
al que celebra y admira
cuando aparece la muerte.
Aplaudir sin comprender
la lucha de no venderse
por un mísero papel;
una venta sin cuartel
para todos los demás
que hoy pretenden celebrar
a quien se fue y ya no está,
pero que por siempre es.
Yo, que no creo ni celebro nada,
no te doy jamás mi adiós,
y tampoco un hasta luego,
¿Qué existe bajo el silencio?
¿Ignorancia?
¿Miedo?
¿Olvido?
¿Qué hay de la luz que explota
de la mujer que no calla
de la maestra que lucha
de la madre que sin armas incendia su voz e
ilumina los senderos?
¿Qué será de la playa
de la casa grande
del café de siempre
de la lluvia sin mañana?
porque no pienso ir al cielo,
y en éste, o en otro infierno,
pues no cabemos los dos.
En fin, querida maestra,
que fue un placer conocerte,
¡y qué chingue a su madre la Muerte
porque nos impide verte
y siempre la hace de tos!
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