Almayer 5
Elegía para una heroína/ Esmeralda Mora
(...) La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha
cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente?
¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista? Los
espero; no estoy lejos, sólo al otro lado del camino…
Agustín de Hipona
¡No lo permitiremos!: corean a la par
y con el puño en alto sus seguidores fieles;
aunque también en estos avatares, su refinado oído
sabe identificar el coro plástico de los oportunistas.
III
El hilo no se ha cortado:
La casa de piedra, un espacio que alberga
el barro que alguna vez fuimos.
Otro ambiente con olor a café y aires marinos.
Nos alegra que se haya animado a dejar en crónica
una de sus tantas anécdotas.
Escuchamos su voz entrecortada;
escuchamos atentos sus acertados comentarios en
relación
a algo que alguien ha puesto en palabras sobre el
papel.
Cruzamos una que otra mirada y sonreímos.
El tiempo que pasa, nos va poco a poco colocando
en los días
que la memoria registra como un sueño.
En alguna ocasión comentó que esta experiencia de
asistir
a un taller le dio un sentido muy valioso a su días.
I
Maestra y sierva aguerrida de la causa justa...
la muerte no es el final
escribe en su prédica San Agustín
pero yo siento un desasosiego
por llegar tarde.
Aquí cerca,
de este otro lado del camino
nos quedamos con la prosaica
intensión de homenajearle en vida...
de en vida agradecerle
el bien que hizo al defender
como a una hija enferma
nuestra hermosa bahía.
De en vida, acompañarle
de en vida, alimentarle
de en vida, poner remedio
a esta extraña herida
de en vida, apapacharle
dándole calidez a su último suspiro.
IV
La vida es lo que siempre ha sido
Y en esta misma mesa alguien pregunta:
¿Quién toma la estafeta?
Silencio.
Vamos desocupando de a poco el sitio
los espacios son estos huecos
que serán ocupados por los que están
los que vienen.
Cada quién en su propio lugar,
con su propia misión y en su tiempo.
¿Quién se enteró de su derrumbe?
¿Quién de su frágil y deslucida condición?
Descuidados, distraídos, ingratos...
dimos por sentado que una mujer fuerte,
indestructible, también podría lidiar
(sola, triste y con un rosario al pecho)
con el sombrío misterio de la muerte
II
¿Por qué iba usted a estar fuera de nuestra mente?:
Apenas ayer en nuestra sobremesa,
hemos andado hurgando en la memoria:
el gallo y el mar cercano a su refugio, cantan
es hora de tomar la maleta y asistir a la cita
donde ha de debatirse entre retóricos forcejeos
la manifiesta ilegalidad de un usurpador decreto
aquel que ostenta licencia para que el pillo
invada de cemento al océano y a la franja costera.
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