Revista Poligrafías N°1 | Page 23

Diario de la eternidad FRAGMENTO No digo que este mundo es puro y que la felicidad es nuestro destino: para mí no existe la felicidad. Sólo hay instantes de plenitud, afinidades entre el objeto y el deseo. Pero estos estados de plenitud son estados de duración, y no sentimientos eternos. Hoy, menos que nunca, la idea de “felicidad” es ingrata, y no la podemos realizar. En periodos más ingenuos de la historia ella era una empresa de la voluntad y del porvenir. Hoy, bástenos el goce, que es la duración transitoria entre la llama de un fósforo y el temor de que se apague. Se sufre, es verdad, por el hecho de existir y de estar en el mundo. Pero entre el sufrimiento y la Nada yo elegí el sufrimiento. Y acepté la muerte como destino natural, porque era inútil rebelarme contra la naturaleza. Quizás me hubiera gustado ser inmortal, pero no me era dado elegir. Ante lo irremediable, mi voluntad se inclinó a favor de la condición humana contra la nostalgia del ángel. Me consolé pensando que la inmortalidad no era lo mismo que la vida, y que seguramente le restaría excitación a este mundo en el que estaba fascinada. Pienso que la humildad no consiste en despreciarse, sino en reconocer los límites. Y mi límite era mi corazón exaltado que un día dejaría de latir. Gonzalo Arango 1931-1976 21