dispuestos a gastar tanto dinero en drogas, médicos, etólogos y tampoco tienen la paciencia y el tiempo para dedicarle a un problema el cual requiere de 24 horas de dedicación. Y si hay quien lo haga es prudente decirle a esa persona que este problema simplemente no tiene solución, es imposible decodificar el cerebro del animal y hacerle olvidar una respuesta evolutiva para protegerse. La única solución sería que volviera a nacer y evitarle todas esas experiencias traumáticas. Y ¿porqué no se puede solucionar este problema?, porque el animal simplemente no puede hacer nada con el hecho de ser como es, es decir, el simplemente reacciona, el no puede decirse a sí mismo “estoy haciendo mal, no puedo continuar así, quiero cambiar”. Pero mucho cuidado, hay otras causas que pueden generar una respuesta de agresión en la mascota, por eso no se debe confundir. Lo más adecuado es visitar al veterinario para descartar causas físicas como una herida, una fractura, dolores intestinales, obstrucciones, tumores o hasta infecciones.Recordemos que un animal enfermo, adolorido o herido no se dejara tocar fácilmente ya que pensará que va a ser más lastimado y reaccionara con agresión para defenderse. Al tener una mascota así debemos preguntarnos: ¿vale la pena el riesgo? Se supone que es un miembro más de la familia y va a convivir con nosotros, con nuestra esposa, nuestra madre, nuestros hermanos o nuestros hijos. ¿Vale la pena exponerlos a ellos a ser agredidos, a perder un ojo o hasta morir por el egoísmo de tener a una mascota? Regalarlo no es una opción y tenerlo amarrado o encerrado tampoco. Tratamiento no tiene este problema, por eso es que muchas veces se recomienda
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Revista PEDIGRÍ | Edición No. 2
la eutanasia para estos animales. No olvidemos que no podremos estar siempre encima de nuestra mascota previniendo que ataque a alguien, y si algún día llega a hacerlo, serán las autoridades quienes terminen por aplicar la eutanasia a nuestra mascota o recomendar un tratamiento para tratar este desorden psicológico.