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Devoción y promesas en el Cristo
La hija de Berta González se propuso hace 34 años entrar en la carrera de Medicina. Como promesa si lo
lograba, se comprometió a cortarse su larga melena y donarla para realizar la peluca del Cristo de Candás.
Lo logró y desde entonces la imagen sale cada 14 de septiembre portando una parte de esta familia can-
dasina. Las fiestas de este año iban a ser para ellas una fecha especial. Desde la cofradía habían anunciado
que, después de tantos años, era necesario renovar la pieza, pero finalmente hubo un cambio de última
hora y se mantuvo como en ediciones anteriores. «Siempre se me caen unas lágrimas cuando lo veo pasar.
Tenemos mucha fe en él», aseguró ayer tras verlo pasar por la plaza de La Baragaña.
El Cristo de Candás forma parte, como para ellas, del día a día de muchas familias de la villa marinera.
Devoción y pasión que ayer volvió a vivirse en la procesión que recorrió el casco urbano, la cual fue segui-
da por cientos de personas. Feli Rodríguez lleva quince años haciéndola descalza. No es la única. Detrás
del Cristo es fácil reconocer a un grupo de mujeres penitentes para las que cada paso tiene un significado
especial. «Empecé cuando mi hija tuvo algunos problemas, por los que está volviendo a pasar, y seguiré
haciéndolo hasta que pueda», explicó emocionada. En casa de Rodríguez el cariño al Cristo viene desde la
cuna. Comenzó acudiendo con sus abuelos, como ocurre en muchas familias del concejo, y ahora su hijo
es uno de los encargados de cargar con la imagen. Su hermano y su sobrino también forman parte activa
en la procesión.
Empecé hace quince años a hacer el recorrido descalza y seguiré
hasta que pueda», cuenta una de las penitentes
Por El Comercio Alicia G Ovies
Fotografias Tarek Halabi
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