Revista Neuropsicología Volumen 01 | Page 7

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TRASTORNOS DEL LENGUAJE EN LA INFANCIA, COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN: Formas Alternativas De Comunicación.

Existen diferentes trastornos del lenguaje que se presentan durante los primeros años de vida de los seres humanos estos se dan tanto en la expresión como en la comprensión del mismo afectando considerablemente la interacción social y la educación de quienes lo poseen considerando que un desarrollo normal del lenguaje según (Hernández Ledesma y Ruvalcaba Jiménez, de la Universidad de Guadalajara, México),

está relacionado con la maduración del sistema neurosensorial y el sistema motor y de igual forma con del desarrollo cognitivo, afectivo y social. Por tal razón hablar de trastornos del lenguaje en la infancia va más allá de mencionar síntomas, causas y tratamientos, se hace necesario proponer nuevas estrategias de comunicación que favorezcan y promuevan el desarrollo normal de los procesos de lenguaje, así como los procesos de interacción social de forma tal que se minimicen las afecciones que los trastornos del lenguaje tienen durante los primeros años de vida de los niños y niñas. Dichas estrategias de comunicación deberán ser implementadas en las aulas regulares de forma tal que niños y niñas puedan integrarse al sistema educativo formal y deberán tener de base la participación de diversas profesiones tales como la psicología, pedagogía y fonoaudiología garantizando la integralidad de las mismas.

Es válido considerar resultados de investigaciones tales como la realizada por Efectos De Un Programa De Intervención En El Lenguaje Sobre El Desarrollo Del Léxico Y Del Procesamiento Fonológico En Escolares De Educación Infantil Con Trastorno Específico Del Lenguaje (la Revista de Investigación Educativa, 30 (1), 71-86 Departamento De Didáctica e Investigación Educativa) en las que se plantean nuevas formas de relacionarse en la escuela con quienes presentan trastornos del lenguaje.

Ilustración 2: Los trastornos del lenguaje afectan la expresión y comprensión del mismo.

Por: María Alejandra Arana