Revista Nacheando Nro2 NACHEANDO NRO 2 NOV 2018 | Page 53

SABER QUE SE PUEDE, QUERER QUE SE PUEDA "Los jóvenes tenemos la posibilidad y la obligación de transformar la realidad". Allá por el año 2011 y con estas palabras, Manuel Lozano, fundador y presidente de Fundación SÍ, nos invitaba a hacernos cargo del mundo en el que vivimos en una charla TED titulada “Te invito a creer”. En el marco de los proyectos solidarios que se realizan en las tutorías de 5to año de secundaria, los alumnos del Colegio San Ignacio de Loyola han participado de una jornada educativa en la sede que tiene la fundación en Palermo, así como también de una campaña solidaria que tenía a jóvenes estudiantes como beneficiarios. Fundación SÍ es una ONG cuyo principal objetivo es promover la inclusión social de los sectores más vulnerables de la Argentina, tarea que puede llevarse adelante gracias al gran número de voluntarios que colaboran con la causa. Entre sus proyectos más importantes, podemos destacar las recorridas nocturnas y las residencias universitarias, justamente las dos áreas en las que el colegio aportó su granito de arena. En primer lugar, el proyecto de las residencias universitarias está destinado a jóvenes egresados de secundarios rurales y/o alejados de los centros urbanos donde se concentra la oferta educativa terciaria y universitaria que, teniendo la intención y el deseo de progresar estudiando, no cuentan con los recursos materiales para poder cumplir su sueño. Mediante este proyecto, se brinda a los estudiantes alojamiento, alimentos, ayuda económica para la adquisición de material de estudio, así como también asistencia médica, psicológica, psicopedagógica y de apoyo a quienes lo necesiten. Hoy en día, ya son más de seis las residencias que operan en distintas provincias de la Argentina, y a nosotros nos tocó colaborar reuniendo todos los alimentos necesarios para que los 24 estudiantes de la residencia de Catamarca tuvieran comida por un mes. Entre muchos otros elementos, había que recolectar cientos de latas de atún, varios kilogramos de arroz y fideos, litros de leche y muchos paquetes de servilletas. Para poder encarar la actividad de la manera más eficiente, los chicos de 5to se dividieron en tres áreas de trabajo: comunicación, que estaba a cargo de pasar por todos los cursos de secundaria para informar acerca del proyecto y de los elementos que debían traer; gráfica, que se encargaba de hacer todos los carteles necesarios para la difusión del proyecto; y logística, encargados de recolectar, clasificar y contabilizar todo lo que los demás estudiantes iban trayendo. Solamente en una semana, lograron juntar todo lo que la fundación nos había pedido. Oriana (5to año I) se siente orgullosa de los resultados del trabajo en equipo: “Estuvo muy bueno poder tener la responsabilidad nosotros solos de ocuparnos de hacer esta colecta porque colaboramos con un proyecto que es re copado”. El lunes 28 de mayo fuimos finalmente a la sede de la fundación en Carranza para llevarles todo lo recolectado y para participar de un taller en donde se les da a los alumnos una charla sobre la misión de la ONG, se realizan dinámicas grupales y juegos donde se afianza el concepto de trabajo en equipo, y luego se realizan tareas voluntarias. En este caso, nos tocó cocinar bizcochitos para las recorridas nocturnas que se hacen todos los días del año en CABA y varias ciudades de todo el país. Cientos de voluntarios recorren diariamente las calles con el objetivo de acompañar a quienes duermen a la intemperie y ayudarlos a mejorar su calidad de vida y a lograr su reinserción social, escolar y laboral. El alimento es una excusa para poder entablar el vínculo. Para Lola (5to año S), “el proyecto de las recorridas es súper copado porque no es ayudar desde un punto de vista superfluo de dar comida o hablar 15 minutos; es interesarse en el otro, mirarlo a los ojos, entender y accionar para que alguien más sea feliz o al menos tenga la posibilidad de intentarlo; me gusta pág. 52