Mi nombre es Tomás Bolaño, soy exalumno del colegio y ahora soy profesor de futbol en el mismo.
La misión para mí es un estilo de vida. No es algo que solo se puede hacer en Santiago, sino que lo podemos hacer todos los días en todos lados. Lo que yo vivencie en esta experiencia fue un conjunto de sentimientos y emociones.
Donde sentí el amor, el cariño, la felicidad, el compañerismo y muchas otras; en todo momento y lugar.
Durante mi primera misión conocí personas increíbles, con una capacidad de amar que al principio me pareció rara, pero que al pasar los días la pude entender y empezar a compartir de la misma manera.
La gente de estos pueblos nos mostraron que no hace falta ser grandes amigos para ofrecer ayuda al otro, al compartir con nosotros las pocas cosas que ellos tienen, nos convidan sus mates, tortillas, y lo más importante, nos comparten sus vidas como si fuéramos conocidos de toda la vida. Al encontrarme con toda esto, no pude evitar querer hacer lo mismo con todas las personas que conozco, para poder acercarles un poco de esa magia que encontré allá, en ese pueblo humilde, precario, pero con grandes corazones necesitados de compartir vida con otros. El estar rodeado de personas que buscan ir en la misma dirección también ayuda a que la misión sea como es. En mi opinión la misión es una gran experiencia para cualquiera que quiera hacerla, ya que uno se encuentra con muchas cosas que tal vez nunca vio o conocía, y también ayuda a conectarse con uno mismo con los demás.
A cada persona que lea esto, si en algún momento tiene la posibilidad de vivenciar esto, no pierdan esa oportunidad, porque se encontraran con algo hermoso, rodeado de personas hermosas con corazones llenos de amor para dar.
Y si ya tuvieron la suerte de vivir una misión, por favor sigan ese estilo de vida, porque es lo que todos necesitamos.
Tomas Bolaño