Revista Miradores Nº4 | Page 3

P A L A B R A D E A R T I S T A 4 P A L A B R A D E A R T I S T A El viaje de Valparaíso desde el siglo XX en adelante es el viaje de la riqueza a la pobreza, ahí donde pones tu dinero ahí pones tu corazón, dejaron de poner dinero en el puerto y Valparaíso quedó entonces sin corazón y a merced de los 4 elementos: el fuego y los incendios, la tierra y sus terremotos, el agua y el viento con sus temporales y tormentas; todo Valparaíso y todos nosotros los que vivimos aquí, también estamos gastados por la vida peligrosa, el viaje de Valparaíso es una pena de amor. Valparaíso es un puerto pragmático, por eso nunca fue fundado, aquí ni el arte ni la espiritualidad nunca importaron mucho; lo que más importa es comercializar y compartir, por eso es que la música es el arte más importante porque participa en su festividad. El porteño es promiscuo y laberíntico como su geografía, esa es la cultura de los cerros, se adapta a la vida igual que sus casas a las quebradas. esa cultura de los cerros se ha expandido por toda la ciudad. Los 2 extremos de la personalidad de un porteño -la entrada y salida del laberinto- son comercializar y compartir, en ambas es admirablemente incansable. Acompañando a ambas virtudes se sedimenta en él la promiscuidad del interior del laberinto que lo autodefinen como un choro porteño: simpático, aclanado, familiar, desconfiado, aliñado, mañoso, risueño, resistente, astuto, parlanchín, ladronzuelo, improvisador, amante de la ruina, constructor ingenioso y bueno ¿Y el amor a Valparaíso, para el trago todo esto disuelto en la mentira. El porteño ya sea del plan o del cerro, funcionario público o simple ciudadano hace de la mentira una vocación, un gesto casi de ficción, es un lenguaje extraordinario porque con o sin motivos rompe toda comunicación inventando otra, como en el teatro del absurdo. Pero cuando ese teatro del absurdo entra en la función pública entonces aparece el otro incendio profundo, el de la ineficiencia, la desidia y la corrupción y el resultado entonces es la decadencia, el Valparaíso visto por los que no le gusta Valparaíso. La promiscuidad de Valparaíso, su laberinto geográfico y emocional, facilita todo tipo de delincuencia. PARA EL ESTADO DE CHILE VALPARAÍSO ES UN CACHO. Cuando llegaron los españoles a América se encontraron con 2 tipos de civilizaciones: con los Aztecas y su Rey Moctezuma que si quisieron ser conquistados y los Mapuches con sus toquis Lautaro y Caupolicán que no querían ser conquistados; da la impresión que los porteños NO quieren ser educados, eso quizás se debe a que -al igual que los mapuches- hay aquí una identidad de pequeños clanes familiares, con Loncos y Toquis (y no Reyes ni Príncipes) muy arraigada. La educación chilena, que es similar en todas las grandes ciudades aquí no entró, porque seguramente esa promiscuidad porteña, ese clan tan fuerte y precario pasó a ser una frontera que no pudo penetrar. Por eso se puede decir que los perros vagos, la basura, los rayados, las 3.000 casas quemadas del último incendio son tan grandes en su dimensión como es grande la pobreza de su educación. Paradójicamente y quizás por esta misma falta de educación (con su tinte conservador) Valparaíso es la ciudad más democrática de Chile. dónde está? por Gonzalo Ilabaca H Hay gente que de entrada le gusta o no le gusta Valparaíso. unos dicen que es una maravilla, otros que es decadente y puede que sea ambas cosas. yo me incluyo dentro de los primeros, pero sé que también hay que verle sus puntos débiles para quererlo más aún, para saber defenderlo y sobre todo entenderlo. Cuando llegué a Valparaíso en 1982 quedé maravillado porque todo estaba gastado por el tiempo y por el viaje, además aquí el orden es el desorden. El Puerto crece libremente hacia los cerros por sobre toda norma, autoridad, plan y equipamiento, digamos que eso es parte de un caos intrigante que lo hace único; una vez le pregunté a un sueco porqué le gustaba tanto Valparaíso y me dijo porque nunca pensé que pudiera existir una ciudad así . Pero después vi que justamente por eso mismo Valparaíso es un asiduo visitante a las tragedias, con el tiempo supe que eso se llamaba la vida peligrosa, lo que a veces angustia. Valparaíso es tan único que cada vez está más cerca de las imágenes de la Edad Media que del siglo XXI; esa conexión y atracción por el fuego, esa quema de Judas en reemplazo de las brujas, la basura en las calle