Trabajó varios temas, desde paisajes, hasta retratos. Para Serrano se destacaba, sobre todo, “cuando hacía referencia a la cursilería, a los adornos, al terciopelo, a las joyas y a todo esto con lo que la gente (sobre todo la clase alta colombiana) se disfrazaba en ese entonces”. Varias de sus obras tocan cuestiones de la vida cotidiana como el matrimonio y los noviazgos. También hizo desnudos, tanto femenino como masculinos (que no eran tan comunes). Grau era, ante todo, un gran dibujante, uno impresionante –recuerda Serrano –. Cogía el lápiz o el carboncillo y trazaba directamente sobre el papel una figura tal cual se lo había propuesto. Tenía una conexión muy directa entre su mente y su mano”. Muchos, también destacan su realismo como pintor y el trabajo que lograba sobre elementos como telas, terciopelos, satines y sedas.
Tenía una vena vanguardista, sobre todo en sus esculturas. “Aunque hizo varias esculturas clásicas, fue de los primeros que hizo contemporáneas; cogía las manos de una muñeca, las enredaba en cadenas y las ponía sobre un tronco de madera, por ejemplo. Fue mucho más vanguardista en eso que con sus pinturas”,
La mayor parte de sus obras está en la Fundación Enrique Grau Araujo, en Bogotá. Pero también hay algunas en el Museo Nacional, en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en la Biblioteca Luis Ángel Arango, en el Museo del Banco de la República, en el Museo de arte moderno de Cartagena y en el Museo Bolivariano de Arte Contemporáneo, de Santa Marta.