Cafe al estilo de un vino
Sometido a un proceso quíntuple de selección de granos, la marca San Alberto se ha convertido, en corto tiempo, en uno de los cafés especiales y de origen más premiados en el escenario internacional. Su apuesta central ha sido demostrar que el café es mucho más que un estimulante para entrar en calor. “Para nosotros, se trata de un producto situado en el mismo nivel de los vinos y los licores, donde la calidad, el lujo, la exquisitez y los procesos característicos son fundamentales”. Y agrega: “para nosotros, el cafetal es como un viñedo”. Villota lo dice con el convencimiento de quien estudió vinificación en Francia y luego trabajó en Colombia con la multinacional francesa Pernod Ricard.
Esta visión de la excelencia ha llevado a Café San Alberto a obtener los máximos galardones de producto en concursos y ferias en Corea y Rusia. Y en las últimas semanas se hizo acreedor al título Tres Estrellas Doradas, del International Taste & Quality Institute, de Bélgica. Un caso similar es el de Granja La Esperanza, otro productor nacional relativamente desconocido, cuya especialidad es la variedad Geisha, la más apreciada y costosa del mundo. Recientemente, la Asociación Norteamericana de Cafés Especiales (SCAA, por sus siglas en inglés), le asignó a dos cafés de Granja La Esperanza, en el Valle del Cauca, el segundo y tercer lugar en el ranking de los diez primeros cafés del
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Revista Mesa&Bar | Edición No. 1