Revista MayoresUDP Nº270 Junio 2019 | Page 6

06 PROTAGONISTA “La gente mayor está en la calle y esa ha sido la gran sorpresa y la gran revolución” política es el hombre; todavía nos queda. Y los mayores estamos haciendo el mismo recorrido: hemos pasado de ser silencio- sos a reivindicar nuestros derechos. Y no te digo nada si, como en mi caso, eres mujer y mayor. Es un recorrido lento, pero yo creo que lo estamos empezando a ganar porque la gente mayor está en la calle y eso era impensable. Esa ha sido la gran revolución y la gran sorpresa. ¿Qué deben hacer los mayores para lo- grar ese empoderamiento? Seguir luchando y ganando visibilidad. Y vamos a seguir luchando porque que- remos blindar las pensiones; si no, las pensiones se convierten en un objeto de cambio en periodo electoral. Y quere- mos que la política sea consciente de que somos, entre mayores y personas con discapacidad, más de diez millones de personas. Y no podemos ser invisibles. El mayor no puede vivir con esa incertidum- bre de si va a cobrar mañana la pensión. Tenemos que dejar blindadas las pen- siones, para ahora y para el futuro. Y al político se le olvida que los jóvenes, con nuestros hijos y nuestros nietos, son lo que más queremos en la vida. Mayor, viejo, anciano, abuelo… ¿Cómo de importante es el uso del lenguaje? Bueno, uno es abuelo y abuela de sus nietos, no del mundo mundial. La palabra abuelo no se puede bastardear. Lo mis- mo sucede con la palabra viejo. El árbol que forma parte de logo de UDP es el baobab, el árbol donde los viejos, una palabra maravillosa, se sentaban a ins- truir a los jóvenes, a transmitir su sabiduría y experiencia. El problema es que aquí se ha ido perdiendo ese respeto: vemos al mayor, pero no le miramos, le oímos, pero no le escuchamos. Hablando de los abuelos, ¿abusamos los hijos de los abuelos? Sí y no. Muchas veces los abuelos no ponemos límites. Y tenemos que poner lí- mites para, precisamente, no pensar que abusáis de nosotros. Las personas mayo- res tienen vida propia y tienen derecho a tener amigos, a ir al cine o al teatro, a bailar, a quedar con gente, etc. Y eso hay que decirlo. No solo es culpa de un hijo que pide ayuda, también del mayor que no lo verbaliza. Has escrito el libro La rebelión de los ma- yores. ¿Tan necesario es poner sobre la mesa las preocupaciones de los mayo- res? Sí, era una necesidad sacarlo fuera. En el libro hablas con mucha dureza de la falta de atención al dependiente. Es que es muy duro el trato institucional que se da a los más vulnerables. Un país también se mide por la calidad de los cui- dados a la gente más necesitada y los dependientes son los más necesitados. Para empezar, las leyes deben ir acom-