VIDA SALUDABLE 33
Estamos dominados por el estrés: familiar, económico,
laboral, social, político, tecnológico… Es un problema
de gran magnitud, que se extiende por los países desa-
rrollados del mundo y que tiene difícil solución. Porque el
estrés, junto con el miedo, no son malos en sí, pues son y
han sido siempre agentes inductores y motores del pro-
greso humano desde los albores de la humanidad.
Conocemos básicamente dos tipos de estrés: el estrés
bueno o positivo —llamado eustrés—, que es un ingre-
diente indispensable en la vida, para disfrutar, para
perfeccionarse, etc. Y el estrés malo o negativo —el
distrés—, que es un estrés que traspasa los límites de la to-
lerancia y empieza a crear problemas en la persona que
lo padece. A este respecto, hay que matizar que vivir un
momento estresante no es lo mismo que vivir estresado.
Lo primero es normal, inesperado, generado por el am-
biente, mientras que lo segundo, vivir estresado, es tóxico.
EN BUSCA DEL EQUILIBRIO
Por todo ello, debemos aprender a relajarnos en la vida
y concebir, además, que la técnica de la relajación,
aparte de una técnica, es un arte personal. Y hay que
conseguir relajarse de una manera sostenida, duradera
y alcanzar en la vida cotidiana ese estado de relajación
positiva y agradable que actúa en pro de la salud y el
bienestar.
La existencia humana es muy compleja y las causas que
producen estrés son muy numerosas. Para que las técni-
cas antiestrés den resultado, tienen que fundamentarse
en el plano biológico (corporal), en el plano mental, en
el plano social (familiar, sanitario…), en el plano laboral,
en el entorno físico y en el plano trascendente (sentido
de la vida) y cumplimiento del deber.
En muchos casos, hay que cambiar de actitudes ante la
vida, la familia, el trabajo, las relaciones sociales, el valor
del dinero, el valor del ser frente al tener… y componer
como guía una nueva escala de valores más humana,
positiva y relajante. Asimismo, debemos suprimir depen-
dencias y apegos innecesarios, simplificando la vida y
eliminando focos productores de estrés.
ACTUAR CONTRA EL ESTRÉS
Por otra parte, es muy necesario aplicar una buena dosis
de humor a todo lo que hacemos en la vida. El humor es
un magnífico antídoto contra el estrés.
Algunas personas buscan la relajación a través de téc-
nicas psicocorporales como el yoga o el taichí, guiados
por maestros expertos. También ayuda mucho a conse-
guir una buena relajación la meditación, la respiración
abdominal sedante, la música…
A mí, particularmente, me va muy bien para relajarme
dar largos paseos por un parque rico en arboleda y oxí-
geno. Caminar durante un largo tiempo descongestiona
y despeja el cerebro y fomenta un estado de ánimo ale-
gre y la confianza en uno mismo, por la influencia de las
endorfinas (hormonas del bienestar) que produce el ejer-
cicio físico.
Hay que considerar todo esto con mucha valentía y
muy en serio, pues el estrés crónico es, a la larga, uno
de los enemigos más dañinos y traicioneros que hay en
la vida. Es persistente y va generando —a veces, ocul-
tamente— males por dentro de la persona, como el
endurecimiento de las arterias, la pérdida de neuronas,
la oxidación de los tejidos, problemas metabólicos, etc.
En definitiva, provoca el envejecimiento prematuro y la
muerte precoz.