Sí, soy tu bebé,
Tócame.
Necesito tanto que me toques.
No te limites a lavarme,
cambiarme los pañales y alimentarme,
Acúname cerca de tu cuerpo,
besa mi carita y acaricia mi cuerpo.
Tu caricia relajante y suave
expresa seguridad y amor.
Si, soy tu niño,
Tócame.
Aunque yo me resista y te aleje,
Persiste, encuentra la manera
de satisfacer mis necesidades.
El abrazo que me das por las noches
endulza mis sueños.
Las formas en que me tocas durante el dia
me dicen cómo sientes.
Sí, soy tu adolescente,
Tócame.
No creas que, porque sea casi adulto,
no necesito saber que aún me cuidas.
Necesito tus brazos cariñosos
y tu voz llena de ternura.
Cuando el camino se vuelve duro,
el niño que hay en mí te necesita.
Por favor,
tócame
Sí, soy tu amigo,
Tócame.
No hay nada que me comunique mejor tu cariño
que un abrazo tierno.
Una caricia curativa cuando estoy deprimido,
me asegura que me quieres,
y me informa que no estoy solo.
Y tu contacto pudiera ser el único que logre.
Tomado de “El poder del Tacto.
El contacto físico en las relaciones humanas”
de Phyllis K. Davis.
Editorial Paidós Ibérica.
Sí, soy tu compañero sexual,
Tócame.
Podrías creer que basta la pasión,
Pero solo tus brazos rechazan mis temores.
Necesito tu toque de ternura que me da fé,
y me recuerda que soy amado
porque soy como soy.
Sí, soy tu hijo adulto,
Tócame.
Aunque tenga mi propia familia para tocar,
Aún necesito que me abracen mamá y papá
cuando me siento triste.
Como padre yo mismo,
mi visión ha cambiado
Y los valoro aún más.
Sí, soy tu padre anciano,
Tócame.
Como me acariciaban cuando era pequeño.
Coge mi mano, siéntate cerca de mí, dame tu fuerza.
Y calienta mi cuerpo cansado con tu proximidad.
Mi piel está arrugada,
pero goza cuando es acariciada.
No tengas temor,
Sólo tócame.
m a s a j e
/
v e r a n o
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