Las Flores y más
Las Flores
y más
a idea es que ese “más” del título, sea lo que cada uno
de nosotros, desde su formación y experiencia incluirá
con el tratamiento floral.
Sabemos que Edward Bach decía: “Sentarse a escuchar
al paciente y elegir el remedio de su actitud de ese momento”.
Siempre pensamos que esto significa que sólo debemos tener en
cuenta las emociones en desequilibrio presentes y conscientes.
Así es que solemos hablar de las capas de la cebolla, es decir, que
las flores actúan de afuera hacia adentro, cosa que por cierto es
correcta. Por lo tanto, interpretar, es una aberración.
Pero a lo largo de los años, junto con estas experiencias,
también fueron apareciendo otras en que las anteriores no se
confirmaban al 100% de los casos. De modo que, volviendo a
las fuentes y releyendo en profundidad los escritos de Bach, nos
encontramos con párrafos de los que he seleccionado cuatro
que dicen textualmente:
1) “Para el médico comprensivo, la enfermedad señala
por sí misma la naturaleza del conflicto” (Habla de conflicto,
por lo tanto hay que descubrir).
2) “Investigar en la mentalidad del paciente para descubrir la rigidez de su mente en vez de examinar la articulación
con artritis”.
3) “La formación del médico consistirá en un profundo
estudio de la naturaleza humana...” (Habla de conocer en profundidad)
4) “De modo que el médico del futuro tendrá dos grandes objetivos. El primero será ayudar al paciente a conocerse a
sí mismo, mostrándole los errores fundamentales que esté
cometiendo, las deficiencias de su carácter que debería remediar
y los defectos de su naturaleza que tiene que erradicar y reemplazar por las correspondientes virtudes.
Tal médico deber ser un gran estudioso de las leyes que
gobiernan la humanidad, y de la naturaleza humana misma, de
L
modo de poder conocer en todos aquellos que vengan a él
aquellos elementos que estén provocando un conflicto entre el
alma y la personalidad”.
Después de todo lo anterior, pensaremos, que el interpretar tal vez no sea tan terrible, y se trate solamente de una
cuestión de diferencia en la terminología.
Viene a la consulta una mujer, de 40 años, para tratarse
con flores. Es actriz desde hace 20 años y después de toda su
experiencia de actuar en el escenario, ahora empezó a ponerse
nerviosa, se angustia, suda, tiene taquicardia, no quiere salir a
escena. No lo puede relacionar con ningún hecho particular que
le hubiera sucedido y es incapaz de aportar más datos que esto.
Por lo demás, su vida se encuentra bien encaminada:
Presente y consciente: el miedo a salir al escensario nos
da la flor Mimulus. Imposible equivocarse. Pero no pasa nada.
Ni siquiera agregando Agrimony por la angustia pasa demasiado. Decido investigar más a fondo, olvidándome de lo que
está a la vista.
Le pregunto qué papel hace en la obra: es una doméstica,
que roba a sus dueños y es llevada a la cárcel. Le pregunto si alguna vez ha sufrido de claustrofobia. La paciente asiente con la cabeza, el gesto que ha hecho la ha dejado muda por unos minutos.
Sólo doy Aspen, Pine y Larch y junto con el “descubrimiento” o la interpretación se produjo el cambio.
El critero que usé en este caso es “meterme en escena”
dado que comprendo que la paciente se identificó con el papel
que hacía en la obra de teatro. Entonces, el Aspen es para la
fobia, el Pine para culpa por ser una ladrona y el Larch porque
en vez de actriz se “instaló” en el papel de la doméstica.
Tengamos presente que en el síntoma hay un trabajo de
lectura que hace aparecer un nuevo sentido. Se hace historia y
se comienza a ligarla a la historia del sujeto. S
V
Mercedes Gosalbo Sauch
TERAPEUTA FLORAL
Rosellón, 235 3º lª
08008-BARCELON
m a s a j e
/
v e r a n o
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