El Método Dicke
El Método Dicke
Este método de masaje reflejo, inventado
por la fisioterapeuta alemana
ELISABETH DICKE (1884-1952),
no tiene mucho que ver con la fisioterapia
clásica. Visto de lejos, parece una sucesión
de caricias ligeras realizadas con la pulpa
de los dedos juntos (el corazón y el anular) en la superficie de la piel.
CARICIAS EN ACCION
Pero, ¿cómo pueden una serie de caricias, por muy
esmeradas y expertas que sean, hacer levantar y caminar a una
persona paralítica?. Es difícil hablar de sugestión o de efecto
placebo cuando los exámenes médicos han confirmado osificación de las articulaciones y retracciones musculares.
Entonces, se debe observar detenidamente estas caricias
y estudiar la acción del masaje reflejo porque ésta no se toca de
una manera gratuita. La piel no es un simple y gran envoltorio
encargado de contener nuestra materia vital, sino que mantiene
relaciones estrechas con el sistema neurovegetativo. Dicho sistema puede compararse a un director de orquesta que dirige
todo el organismo, equilibrando sus funciones viscerales y orgánicas. Esta maravilla de la naturaleza, situada en el hipotálamo
(en la base del cerebro), controla todas las funciones neurovegetativas del cuerpo, es decir las que no están bajo el control de
la voluntad y que funcionan automáticamente: temperatura,
respiración, actividad de los órganos (corazón, pulmones, estómago, vesícula, órganos sexuales, intestinos...)
El sistema neurovegetativo está en relación con las otras
partes del cerebro, así como el sistema endocrino. Esto le permite, por ejemplo, si recibe la información de un descenso de
oxígeno debido a un ejercicio físico, dar las instrucciones para
aumentar el ritmo cardíaco, de manera que se suministra más
sangre oxigenada. ¡Y todo eso sin hacer nada!
He aquí un ejemplo para comprenderlo bien. Este sistema está formado por el parasimpático y el ortosimpático. El
movimiento de los intestinos se acelera por el parasimpático y
se detiene por el ortosimpático. Si trabajan en equilibrio, el funcionamiento de los intestinos es normal. Si hay uno que predomina respecto al otro se crea lo que se llama un disfuncionamiento vegetativo y se observará respectivamente, diarrea o
estreñimiento.
Por tanto, el trabajo consistirá en reequilibrar la acción
de cada uno de ellos, ¿Cómo? Actuando sobre la piel por su
relación íntima con el sistema neurovegetativo. Éste dispone de
nervios que, partiendo de la médula espinal, llegan a todos los
tejidos y órganos para desembocar, finalmente, en la piel.
Simplificando, se puede decir que al acariciar la piel se
tocan igualmente los nervios y, de esta manera, se puede obtener una acción benéfica.
EFECTOS A DISTANCIA
El masaje reflejo utiliza gestos específicos o trazos para
provocar un influjo nervioso, pero no sirve cualquier roce de la
piel. Es una técnica de una gran complejidad que se apoya sobre
una cartografía nerviosa del cuerpo. Pero el modo de actuar es
“a distancia” del terreno enfermo.
Para comprender esto es necesario asimilar una noción
fundamental, la de metámera (territorio). El cuerpo del hombro se divide en varias metámeras que corresponden a la zona
de influencia de un nervio, desde su salida de la columna vertebral hasta la más pequeña parcela de tejido que inerva. Cada
metámera está inervada por un único y mismo nervio raquídeo
y comprende todos los constituyentes del cuerpo humano: tendón, ligamento, músculo, vaso sanguíneo y linfático, hueso,
nervio, víscera, piel... A cada metámera corresponde por tanto
un nervio, un músculo, un órgano, una zona de piel (llamada
dermatoma).
Esta organización deja entrever cómo el masaje reflejo
puede actuar a distancia: realizando una línea en la espalda se
puede alcanzar el estómago, el bazo o la rodilla. Cualquier
acción, buena o mala, y toda alteración o acto terapéutico en un
m a s a j e
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v e r a n o
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