Revista Los Nogales no. 5 - Septiembre 2015 | Page 51

Caminatas / Colegio Los Nogales en medio de la selva. Recuerdo que los campamentos eran muy parecidos: techos de metal o paja con suelo de tierra. Todo el curso durmió en hamacas, unos al lado de los otros. Me sentí muy unida a mi grupo esa semana. que nos recuerdan que nuestra civili- Cada persona del curso tenía fama de algo. Gabriel Andrade era el más aventurero. Siempre era el primero el saltar al agua desde las piedras del río Buritaca. Todos los días nos lanzábamos a las aguas cristalinas de la Sierra. Eso sí, después de que saltara Gabriel. Me imagino que todos los cursos del Colegio son iguales. Tienen algunas personas que lideran cuando se necesita. como locos, olvidando lo sudados y su- Pablo de Vega era el músico y, en esa caminata, recuerdo que cantó a Fito Páez la semana entera mientras el resto del curso se unía para ponerle ritmo al ejercicio. Camila Gutiérrez y Marcela Neira eran las animadoras: cada vez que alguno de nosotros se cansaba, ellas nos daban ánimos para seguir. Cuando llegamos a Ciudad Perdida nos sentimos como en una película de Indiana Jones. Realmente es impresionante. Es un misterio cómo, durante todo el camino, se ven escalones en piedra, construidos hace cientos de años, 51 zación aún está “en pañales” cuando se trata de sobrevivir en la selva. Al llegar, esos escalones se convierten en terrazas, muros y edificaciones que hablan de un pasado perdido. Nos tomamos fotos cios que estábamos (pie de página: de vez en cuando resurge una de esas fotos en 2010-11. Caminata Ciudad Perdida 9º