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1988
Editorial
no
HACE
tantos años
E
ntré a Los Nogales en 1989. El Colegio
era una quinta en Provenza, Suba, que había sido la casa del papá de Juan Lozano,
actual senador de la República. En la casa principal, en el primer piso quedaban el bachillerato de
6° a 9°; el salón de profes donde almorzábamos
cuando llovía; un patio con fuente de piedra a la
que venían a jugar los copetones y donde almorzábamos cuando no llovía; la cocina de Blanquita
(otra Blanquita) y de Merceditas (la misma Merceditas) y donde al recreo de por la mañana nos
ofrecían arepas recién hechas y caldo. Todavía me
acuerdo del olor.
trucciones que hacían parte de la casa original y
casetas para primaria y prescolar. Música y arte
quedaban en lo que había sido el establo.
Por ahí quedaba también el territorio de Claudia Ordóñez, mi coordinadora de Español y
encargada de los talleres en los que hacíamos
con Mireia materiales para la clase. Ella era
implacable, a mí me parecía durísima, pero la
verdad es que es una de las mejores profes que
he tenido. Para atenuar el impacto, cantábamos a Paco Ibáñez y a Serrat con Mireia mientras planeábamos las clase de 6° en una mesas
blancas que relumbraban con el sol mañanero. Entre muchas lágrimas y discusiones con
Claudia, fui entendiendo de qué se trataba el
nogalismo entendido como disciplina, trabajo
y esfuerzo constantes.
En el segundo piso, subiendo por una escalera
de madera con barandas que crujía, quedaba la
oficina de Luisa, con chimenea crepitante y con
ella, estrenándose como rectora, atenta a que los
nuevos nos sintiéramos bien. También ahí quedaban la biblioteca, que tenía mesas y asientos
como de comedor y cuyo piso de tabla también
crujía (crujía bonito, no es crítica) y la oficina
de Inesita Lamus. Abajo también había una capilla chiquitica y los garajes, donde estaban los
de 7° A y B un poco hacinados. Al lado, el almacén de Susanita y la fotocopiadora de Delby.
Y luego, hacia el norte, una boni ta extensión
en donde quedaba el resto del Colegio: cons-
Había también un patio grande, al sur de la
casa principal. Un terreno ondulado sembrado
de antiguos pinos que lo oscurecían y enfriaban un poco, donde los niños jugaban juegos
muy imaginativos en los recreos y donde se
hacían las clases de educación física con Jaime,
Néstor y Edgar (actual director de caminatas)
y quien era el responsable de nuestras salidas
al campo, pues conocer Colombia andándola
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