LOS NOGALES
¿Aprendemos
para ser ?
Por
Raúl Alvarado
Coordinador de Filosofía
or supuesto.
Pero, ¿podemos pregun-
tarnos por el ser, sin acudir
al viejo Parménides o al menos viejo
Heidegger? Porque esa sencilla cues-
tión contiene una gran complejidad y
profundidad y no es fácil para ningu-
na persona tirar del hilo y desenredar
el ovillo. Ser parece estar más al fondo
que pensar, que saber, que decir o que
hacer. Y nuestra lengua castellana en
este punto cojea un poco. En nuestro
país se hizo muy popular el tópico de
“¿Usted no sabe quién soy yo?”. Si alguien
nos hiciera hoy esa misma pregun-
ta ¿qué respuesta daríamos? Veamos
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unas posibles: Soy fulano o fulana,
es decir, diríamos nuestro nombre.
Soy una persona, un ser humano, un
hombre o una mujer, un ciudadano
colombiano, un creyente o un escép-
tico, un estudiante, un profesor, un
revolucionario o un reaccionario, un
ingeniero, un cirujano, un hábil fut-
bolista, un pintor creativo, un músico
virtuoso, un amigo fiel… Todos esos
dardos impactan más o menos cerca
del centro, pero no dan en el blan-
co. O intentamos escaparnos por la
escalerilla de incendios: Soy el hijo
del político, o el dueño de la fábri-
ca. Parece más fácil decir qué somos