co simple en física y la teoría de la re-
latividad de Einstein.
REcuerdo los partidos de fútbo,
realmente el “mete gol tapa” que ar-
mábamos con los de cursos cercanos:
Pulga, Perdomo, Nicolás Vázquez, Jose
Robledo, Omar, Camilo Cristancho,
Montoya, entre otros. Esos mismos nos
pasábamos al gimnasio a jugar básquet
y también éramos el equipo de volle-
yball, atletismo, gimnasia, etc. Las ven-
tajas (o desventajas) de ser parte de las
primeras promociones de un colegio
que ni siquiera podía formar un equipo
de fútbol completo con los hombres de
6º de bachillerato.
Además de eso me dejó algo invaluable
y fue la posibilidad de enfrentar cual-
quier ideología y cualquier aproxima-
ción a la vida y estar abierto a ella para
entender y por lo menos dar el benefi-
cio de la duda a la diversidad y las dis-
tintas maneras de vivir y de pensar.
Y REcuerdo sobre todo a mis com-
pañeros. Grandes personas. A hoy
grandes amigos. Las mujeres de mi
generación: Poderosísimas y abande-
radas de cada empresa que decidieron
progresar. Alejandra Robledo, Bibiana
Lloreda, Adriana Mejía, Carolina
Mazuera, Johanna Lewis, Carolina
Rudas, Catalina Aristizábal, entre otras,
siempre fueron unas Ateneas Afroditas:
diosas de la belleza y la sabiduría.
Estos recuerdos llegan todos los días de
una manera u otra. O con el mensaje
de un amigo o con la repetición de una
rutina que me haya dejado el colegio
o cuando veo a mis hijas en su unifor-
me del Colegio o cuando salgo a hacer
ejercicio en la mañana o cuando hago
una suma mental. Son cosas que nos
acompañan todos los días
REcuerdo además la aproximación
a la vida que me dejó el Colegio. Me
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enseñó lo enriquecedor que es el co-
nocimiento. Sobre todo lo que más
me inculcó fue que el mayor sentido
del conocimiento es dar herramientas
para aprender a disfrutar y a entender
cada elemento del mundo físico, del
metafísico, del filosófico. Es tener la
capacidad de maravillarse (aún más),
a través del entendimiento profundo
de cada aspecto que nos rodea. Y po-
demos usarlo para más cosas sin duda;
podemos ponerlo a nuestro servicio
para muchas otras cosas, pero de los
fines que más sirven a nuestra felici-
dad es el entendimiento y el asombro.
REcuerdo el movimiento armóni-