al vez usted, amable y fiel
lector, sea de los que piensan
que los capitanes y las casas
hacen parte de las tradiciones folclóricas
de este Colegio y solo eso. Esta lectura
poética es posible porque lo que uno ve
por la escotilla de Gagarin es una mul-
titud abigarrada que desde las tribunas
del coliseo agita banderas de colores
mientras rompe el cielo a gritos y con-
signas para animar a sus campeones en
imaginarios combates de gladiadores.
Cada grupo se identifica con unas pala-
bras exóticas presuntamente robadas del
griego clásico y que nadie sabe a cabali-
dad lo que significan. Esas palabras rarí-
simas aparecen metidas a la brava como
cuñas de otro palo en los versos cojean-
tes de nuestro himno: “Cada día vuelvo
a despertar…” Pero la comunidad ac-
tual nació cuando todo eso ya existía y
era lo habitual. Ese es el oxígeno que he-
mos respirado todos en el Colegio desde
las primeras cochadas de nogalistas y no
se nos ocurre pensar que las cosas hu-
bieran podido ser de otra manera. Por
eso ya nadie puede imaginar la cultura
de Los Nogales sin esas tradiciones, esos
colores, esos estandartes y esos cánticos
de guerra que nuestros estudiantes ento-
nan desde su alma de niños en el fragor
T
Los
capitanes
y las
casas
por
Raúl Alvarado
Coordinador de Filosofía