Carta
Editorial
No estoy segura de a
quién
me
estoy
dirigiendo
porque
seguramente nadie va
a leer esto, a excepción
quizás
de
mis
colaboradores,
quienes quizás tendrán
un poco de curiosidad
sobre cómo quedó su
artículo y de qué trata
el resto de la revista.
También puede que
les
dé
igual
y
aceptaron ayudarme
por lastima, sea como
sea, ésta única edición
impresa seguramente
se quedará guardada
en algún rincón de mi
cuarto
y
me
la
encontraré por ahí
cada dos o tres meses,
cuando me encuentre
buscando algo más, y
me dispondré a leerla
de nuevo, por lo que
terminaré olvidando
qué estaba buscando
en primer lugar.
Fue muy difícil redactar
tantos
artículos
de
relleno para llenar ésta
revista. Por supuesto
que todos los artículos
que la conforman son
de relleno a excepción
de ésta bellísima y
poética carta editorial
que estás leyendo en
estos momentos, que es
la razón por la cual me
decidí
a crear una
revista, solo para poder
arruinar un
poco más a
éste mundo decadente
al dar a conocer a un
público,
aunque
reducido, la manera en
que mi patética mente
puberta
funciona.
Además porque me
divierto
bastante
aplicando en proyectos
así
mi
nulo
conocimiento sobre el
diseño gráfico. Vaya, lo
único que sé hacer es
descargar fuentes y
adjuntar imágenes
Por último quisiera
pedirle una disculpa a
todos los lectores por
la falta de coherencia
de todos los textos,
en especial de éste.
Admito
que
los
únicos que tienen
sentido común son
mis
queridos
colaboradores
que
me regalaron una
porción de su sagrado
sábado para algo tan
aparentemente
irrelevante como un
proyecto
escolar.
También
quiero
agradecerle a mis
padres por gastar
tanto dinero en esto,
y en general por
gastar tanto dinero
en mi. Perdón por
siempre querer gastar
todo el dinero en
conciertos
y
películas. Esta es la
carta editorial más
larga
y
poco
interesante de la
historia.
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