Se había decido, el libro permanecería en el bote de la basura hasta que el
camión se lo llevara. Pedro a mitad de la noche, pensaba tanto en lo que podría
significar el libro, le era imposible dormirse, así es que bajo a por el libro, sin hacer
ningún ruido tratando de no desesperar a los demás, cuando lo tenía en su cuarto
lo reviso con más detalle, había algo en el libro que lo incitaba a no apartar la vista
del libro. Se pasó toda la noche en vela admirando el libro, Tratando de descifrar
los misterios que tanto ocultaba.
A la mañana siguiente Juan fue a ver que, hacia su hermano, pues ya era la hora
del desayuno y él no había bajado ni lo había molestado, entró a su cuarto
rápidamente, y vio como su hermano ocultaba algo en su cama.
Juan: ya es hora de desayunar.
Pedro (demostrado una ansiedad por algo): claro, sí, sí ya voy.
Juan (pensó): De seguro está consumiendo drogas, cuando encuentre las pruebas
le voy a decir a mama.
Narrador: no pasó ni un día y juan ya tenía un plan para entrar en su cuarto sin
que se diera cuenta su hermano, cuando pedro fuese al baño, entraría a buscar lo
que tanto escondía, después de poner en marcha su plan, se dio cuenta que, lo
que tanto escondía era aquel libro misterioso que había llegado a su puerta un par
de días atrás, se quedó perplejo, no sabía que hacer lo tomó y llevo consigo, y lo
escondió perfectamente.
Cuando pedro se dio cuenta que no encontraba su mayor tesoro, pensó, “no
puedo reclamarlo, aunque sé quién lo tiene, tendré que fingir”. Los días pasaron y
la actitud de él era más extraña, y en su cuerpo se hacía notar las noches que no
dormía, su color pasó a pálido, su mente estaba en otro lado.
Una noche algo en su mente lo motivo a hacer algo que, en su vida antes del
encuentro con el libro habría pensado, fingir ser un ladrón el fin de semana que
sus padres no estarían y robar el libro.
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