EDITORIAL
Concepción Cabrera fue laica. Para algunos, esta
afirmación es innecesaria; consideran que bastaría
con decir que fue esposa y madre de familia. Sin
embargo, con esta afirmación estamos enfatizando
cuál fue su vocación cristiana específica.
Y desde su condición laical, esta mujer mexicana
desarrolló una íntima relación con Dios-Trinidad y
con la Virgen María; vivió en la sociedad como soltera,
esposa, madre de familia y viuda; realizó su misión en
favor de la Iglesia, en especial de las Obras de la Cruz
y los sacerdotes ministeriales, y se relacionó con las
otras vocaciones eclesiales: los ministros ordenados
y las personas consagradas. Como laica, y viviendo
en el mundo, realizó su misión específica: «salvar
almas».
El papa Francisco ha declarado que Concepción
Cabrera es un ejemplo a seguir; por eso será beatificada
el próximo 4 de mayo. Es un ejemplo, pero no solo
para las mujeres o para los laicos, sino para todos los
miembros del Pueblo sacerdotal, de cualquier edad,
condición o nacionalidad.
Fernando Torre, MSpS
Director
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