REVISTA LA CRUZ 1073 NOV-DIC 2018 | Page 7

Editorial En la tercera edad –de los sesenta y cinco años en adelante– se van haciendo evidentes las limitaciones físicas y, a veces, también las mentales. Las enfer- medades son más frecuentes y en mayor número. La actividad laboral y la relación con los demás se van reduciendo. Aparece la amenaza constante de la depresión. Es un tiempo que pone a prueba la creatividad, el esfuerzo y la esperanza, y que exige un cambio de tareas, de actividades intelectuales y de aprendizaje, de vida eclesial y social, de trabajo, apostolado y recreación. La ancianidad es una gran oportunidad para el crecimiento humano y espiritual; es también el tiempo de cosechar lo que se sembró, de vivir una relación serena y profunda con Dios. Los adultos mayores, como grupo, tienen la misión de aportar a la sociedad y a la Iglesia la sabiduría y el testimonio, así como el sentido de la historia y de la trascendencia. La tercera edad termina con la muerte; un dato que muchos se resisten a aceptar y preferirían que ni se hablara de ella. Una de las tareas importantes de esa etapa es la de prepararnos para el encuentro definitivo con Dios. Fernando Torre, MSpS Director 7