Editorial
En los tres números anteriores de esta revista,
hemos hablado de los jóvenes (entre los dieciséis y
los veintinueve años); en este número hablaremos
de los niños, en sentido cronológico; es decir, de
los seres humanos menores de dieciséis años 1 . A
ellos se refirió Jesús cuando dijo: «Dejen que los
niños vengan a mí» (Mc 10,14).
De manera indirecta, hablaremos también de
“niños” en sentido evangélico, como cuando Jesús
nos pidió hacernos «como niños» (Mt 18,3); es
decir, personas humildes, confiadas y sencillas;
personas sin malicia, hipocresía o avaricia.
Si queremos que la sociedad del futuro sea
más justa, solidaria y alegre; si queremos que los
adultos del mañana conozcan a Jesucristo y vivan
el Evangelio, invirtamos nuestros mejores recursos
en la formación humana y cristiana de los niños, en
especial durante los primeros cinco años de vida.
Este es el reto que hoy tenemos los padres de
familia, educadores, catequistas y demás agentes
de pastoral; esto es lo que Dios espera de nosotros.
Fernando Torre, MSpS
Director
O menor de dieciocho años, como lo establece la Convención sobre
los Derechos del Niño: 3 septiembre 1990.
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