De su mano te consagraste al Espíritu Santo y prometiste extender su reinado en el mundo . Con su ayuda , poco a poco , modelaste tu corazón para hacerlo como el de Cristo , Buen Pastor , y te ofreciste una y otra vez , como Jesús , como víctima por la Iglesia y los sacerdotes . Ella , de parte de Dios , te fue moldeando el corazón en aquellos escritos de Maná escondido para alimentar tu delicado corazón de padre con la nutritiva doctrina de la Cruz . El Señor Jesús le dijo a Conchita que tú y ella eran ( por dentro , del corazón ) « como dos gotas de agua ». Idénticos en su amor a Dios y en su entrega a la Iglesia . Nosotros admiramos las obras que Dios hace en quienes se dejan guiar por Él . De verdad que Nuestro Señor tiene mucha imaginación para realizar sus cosas .
Querido padre y hermano Ramón : en nombre de las iglesias que gobernaste , Chilapa y Puebla ; en nombre de las cinco Obras de la Cruz ; en nombre de la Iglesia mexicana , en nombre de tantos hombres y mujeres que recibieron algo de tu amor sacerdotal , ¡ gracias por haber sido como fuiste ! ¡ Gracias por tu entrega sacerdotal , hasta la Cruz ! El papa san Juan Pablo II reconoció que viviste las virtudes en grado más que común , o sea , de manera « heroica » y , ¡ las cosas de Dios !, el 9 de abril de 1990 , cuando se leía ese decreto en el Vaticano , se reconocía lo mismo del vidente Guadalupano , el indio Juan Diego . ¿ Quién duda que aquello fuera un guiño amoroso de María de Guadalupe a quien amaste con todo tu corazón de hijo ?
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