Revista Insurrección Insurrección 732 | Page 21

L a crisis carcelaria y penitenciaria en Colombia no es recien- te, el lamentable estado de hacinamiento de los centros pe- nitenciarios, la casi inexistente calidad de vida y el deterioro de los Derechos Humanos (DDHH) de los reclusos, situacio- nes que persisten y se agravan; obligaron a que desde 1998 la Corte Constitucional a través de su Sentencia T-153/98 afirmara que, “existe de un estado de cosas inconstitucional en el sistema carcela- rio y penitenciario” [1]. El pánico es resultado de un sistema penitenciario en ruinas En Colombia existen 134 centros penitenciarios con una capacidad de albergar 80.156 reclusos/as; sin embargo, en la actualidad hay cer- ca de 123.000 reclusos/as, que implica un hacinamiento del 53,45 por ciento [2]. El 4,7 de la población carcelaria es mayor de 60 años, el 34,6 por ciento cumple penas menores a cinco años y el 29,5 por ciento son apenas sindicados [3]. El hacinamiento carcelario, la falta de medicinas, de un adecuado sistema de salud en las cárceles del país, entre otras falencias, hacen extremadamente vulnerables a la población carcelaria frente al CO- VID-19, situación que genera pánico en los presos y sus familias. El sábado 21 de marzo en distintas cárceles del país los internos or- ganizaron una protesta pacífica, que consistía en un cacerolazo para que el Gobierno tomara medidas que previnieran el contagio del CO- VID-19, donde solicitaban reivindicaciones básicas como desinfec- tantes, tapabocas, guantes, deshacinamiento, entre otros. Fue una Masacre, no un plan de fuga Los Principios y Buenas Prácticas sobre la Protección de las Personas Privadas de Libertad, adoptados desde el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, prevén que de conformidad con el Derecho Inter- nacional, los Estados deberán adoptar medidas apropiadas y eficaces para prevenir todo tipo de violencia entre las personas privadas de libertad [4]. SOLUCION POLITICA 21