“Cualquier ataque contra los defensores y defensoras de derechos
humanos es inaceptable y constituye un ataque en contra de la
democracia, menoscabando la participación y el acceso
de las personas a sus derechos humanos”.
Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.
“No se alcanzará la paz mientras las voces de los líderes sociales
sigan siendo silenciadas por la violencia y mientras excombatientes
que están comprometidos con su reincorporación
sigan siendo asesinados”.
Misión de Verificación de la ONU en Colombia.
“Sentimos inmenso dolor, preocupación y rechazo al recibir, cada día,
en lo recorrido de este 2020, noticias de asesinatos de líderes y
de amenazas a las comunidades, exhortamos a no caer en la
indiferencia y en el desconocimiento de las dramáticas situaciones
que amenazan nuestra democracia”.
Conferencia Episcopal de Colombia.
Como si fuera poco el Genocidio, en los años 90 unificaron las bandas
narcoparamilitares en un sólo ejército, al que le encomendaron la mi-
sión de masacrar a líderes y comunidades enteras que se le oponen a
las élites dominantes.
Entrados a este siglo, el régimen en su afán de mostrarse ganador de
la guerra, asesina a decenas de miles de inocentes compatriotas, a
quienes presentan como guerrilleros dados de baja en combate; crí-
menes de guerra llamados Falsos Positivos.
Las clases dominantes niegan la existencia del conflicto interno,
para negar el carácter rebelde y político de la insurgencia y dejar en
la impunidad a quienes hacen sus víctimas; a la vez que a la protesta
social la califican como una extensión de la lucha insurgente, para
darle un trato de guerra.
La criminalización de la izquierda y de los movimientos sociales la
ejecutan con la persecución permanente y los Falsos Positivos Judi-
ciales, que agrava el drama humanitario de las cárceles, donde dan
trato de vulgares delincuentes a los Presos Políticos, en abierto con-
traste con las comodidades con que atienden a los corruptos y mafio-
sos detenidos.
La guerra que hace el Estado contra la sociedad la fundamentan en
que consideran Enemigo Interno a los opositores y movimientos so-
ciales, como lo dicta la Doctrina de Seguridad Nacional aplicada por
la élite colombiana, desde la época de la Guerra Fría hasta hoy.
Solamente un Nuevo Gobierno que represente a las mayorías nacio-
nales puede constituir un Estado, que cumpla lo que dice la Consti-
tución:
“Las autoridades de la República están instituidas para proteger a to-
das las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias, y demás derechos y libertades”.
EDITORIAL
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