E
l 29 de diciembre ordenaron la captura de Juan Carlos Cuellar Ges-
tor de Paz del Ejército de Liberación Nacional, quien venía dedi-
cado a buscar un reinicio de las conversaciones con el Gobierno.
Duque para cumplirle a Trump, emitió un Decreto que resucita la
dañina fumigación aérea con Glifosato, contra las comunidades
dedicadas a cultivos de uso ilícito.
Dizque para mejorar la relación que tienen las tropas con los civiles, nom-
braron al General Villegas Muñoz como jefe del Comando encargado de ha-
cer la reingeniería de las Fuerzas Militares; donde colocará en práctica su
conocida visión de:
“Acá lo que toca es dar bajas. Y si nos toca aliarnos con los Pelusos, nos
vamos a aliar; ya hablamos con ellos, para darle al ELN. Si toca sicariar, si-
cariamos; y si el problema es de plata, pues plata hay para eso”.
Simultáneamente, en el lejano Departamento del Chocó, 300 narco parami-
litares asedian a Bojayá, mientras las tropas del Estado destacadas en el
sitio, los dejan hacer y deshacer a su antojo.
Algunas voces critican esta arremetida, como Antonio Guterres, el Secre-
tario General de la ONU, quien el 2 de enero en su Informe sobre la paz de
Colombia, denunció el asesinato de 173 ex combatientes de las FARC; Dimar
Torres entre ellos, eliminado por tropas bajo el mando del General Villegas
Muñoz.
Más grave es el exterminio de más de 860 líderes sociales, desde que se
firmó el Acuerdo de Paz con las FARC a finales de 2016, según acaba de
denunciar INDEPAZ; la mayoría de ellos pertenecientes a organizaciones
comprometidas con Programas derivados de estos Acuerdos, como el PNIS
destinado a la sustitución voluntaria de cultivos de uso ilícito.
De tiempo atrás los Estados Unidos vienen realizando ataques al Proceso
de Paz y con éste de ahora, hunden más a Colombia en su fracasada Guerra
contra las drogas; dictado que será rechazado por nuevas jornadas de lucha.
Este Gobierno de la extrema derecha violenta incondicional de los EEUU,
en este 2020 seguirá siendo objeto de la protesta social en las calles, que
presiona por cambios básicos urgentes y por una solución política del con-
flicto.
EDITORIAL
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