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as mujeres gritan una vez más que no queremos a Ni Una
Menos, que estamos decididas a denunciar, no tenemos mie-
do porque estamos hartas de la impunidad; además este año
quedó manifiesta la fiereza con la que las mujeres de Nuestra
América resisten los embates del machismo y del capitalis-
mo patriarcal sobre la vida propia.
El movimiento de mujeres también confrontó el asedio de las bur-
guesías nacionales y transnacionales a procesos políticos en los que
ellas tienen un rol protagónico; como fue el caso de Bolivia donde las
feministas comunitarias y muchas otras mujeres salieron a las calles
a denunciar ante el mundo el Golpe de Estado.
Trabajo precario y violencia
Una de las consignas más resonadas de las mujeres obreras que les
pague igual salario que el que reciben sus pares hombres; para nadie
es un secreto que existe una brecha salarial y que generalmente ga-
nan menos que los hombres.
Según el Ministerio de Trabajo, en el sector urbano los hombres ga-
nan 17 por ciento más que las mujeres, y en el rural la diferencia llega
a 45 por ciento; además a escala global la tasa de desempleo feme-
nino es mucho mayor que la de los hombres, según el DANE, en no-
viembre de este año la tasa total del desempleo fue de 9,3 por ciento,
el porcentaje de mujeres desempleadas fue del 12,2, mientras que la
de los hombres llegó a 7,0 por ciento [1].
Esta cifra podría interpretarse como que uno de los costos para las
mujeres de los planes de desarrollo impuestos por el régimen, en los
que las mujeres están obligadas a buscar trabajos irregulares para
sobrevivir y sostenerse económicamente, además de vincularse a
trabajos cada vez más precarizados con altos índices de explotación
y de exposición de sus vidas [2].
Según la pensadora feminista marxista Silvia Federicci:
“La crisis del empleo y del salario crea nuevas tensiones entre las
mujeres y los hombres. Que las mujeres tengan más autonomía ha
BALANCE 2019
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