Revista Insurrección Insurrección 718 | Page 7

E n el país hay un levantamiento popular de millones de seres humanos que reclaman la terminación definitiva de la gue- rra y de los ataques institucionales contra los instrumentos de la paz; Los estudiantiles movilizados no ven que se estén gestionando los recursos para la educación pública o la ge- neración de empleo para los jóvenes profesionales; se ignora al movi- miento ambientalista que se ha expresado en defensa de los páramos y del agua; cientos de mineros artesanales que ejercen su actividad como complemento de la pesca y la agricultura local son confina- dos o despojados y desplazados por las multinacionales; millones de personas han reclamado indignadas ante la burla al mandato anti- corrupción; una ola gigante de familias y comunidades exigen hoy la disolución del Esmad y la depuración de ejército y policía. El gobierno, sus partidos aliados y el coro de la prensa amarillista intentaron generar un ambiente de estigmatización y miedo sobre supuestos “planes de sabotaje”, la presencia de “agitadores y terro- ristas extranjeros”, planes de saqueo al comercio y a las residencias. Tal retórica advertía prepararse para lo peor y que el desorden sería enfrentado con el toque de queda si fuera necesario; esta practicas enmarcadas en el terrorismo de estado. Sin embargo la campaña de pánico tuvo el efecto contrario, la determinación de la gente se fue agigantando y la convocatoria al paro ha dejado aflorar toda la incon- formidad y el rechazo a ese método de guerra psicológica y al terror contra la protesta social. La irrupción de este proceso de protesta cívico ciudadana pone al descubierto la profunda crisis del “uribismo”, su credibilidad y en particular su incapacidad de dar respuesta a las demandas socioeco- nómicas de la población. Se han cumplido tres años de la firma de los Acuerdos de paz entre el Gobierno y la antigua guerrilla de las FARC; este hecho histórico detonó el voto libre en las elecciones presidenciales y en los comi- cios regionales recientes; desnudó el carácter del régimen, su sentido violento y la corrupción campante; desterró el miedo de la población y animó su decisión de salir a copar plazas, calles y carreteras para alzar sus reclamos. DECLARACIONES 7