Revista Insurrección Insurrección 718 | Page 23

E ste conato de inconformismo y movilización, de varias se- manas en Colombia, nos pone a pensar mucho sobre las di- mensiones reales de procesos insurreccionales; en los que el caos reina y, por más planificación que se tenga, será des- bordada, por el impacto político-social cuando la gente acu- de a un llamamiento general, y dentro de la gran masa movilizada, los organizados terminan siendo una ínfima minoría. La reacción de las masas es directamente proporcional a la opresión y explotación a la que han sido sometidas durante tanto tiempo. En todo proceso de sublevación, revolucionario o no, los excesos son normales y entendibles, así no sean lo ideal; pero condenarlos es des- conocer que es la forma como el pueblo excluido, explotado y despo- litizado, se levanta contra la tiranía, se rebela cansado de aguantar. No menos cierta es la “Teoría del shock”: generalizar miedo, pánico, terror; y para ello el mismo establecimiento tras bambalinas promue- ve vandalismo, para poder estigmatizar la justa protesta popular y que al final la ciudadanía presa de pánico, termine plegándose al lado del Estado y reclamando la presencia de las Fuerzas Armadas como solución a ese miedo. Indignación mata miedo Gobernar con base en el miedo es tan antiguo como la sociedad de clases, y se refleja a nivel macro en guerra preventiva, enemigo Sa- dam, enemigo Osama, enemigo ISIS; a nivel regional en enemigo cas- trochavismo, enemigo Foro de São Paulo; a nivel nacional en ene- migo FARC, enemigo ELN, enemigo disidencias, enemigo Guacho, enemigo Mayimbú…; y hasta en los hogares se utiliza esta forma: “si no se duerme se lo come el coco”, “si no se porta bien se lo regalo a un viejito”, “si no hace caso le digo a ese señor que se lo lleve”… No se puede olvidar que la revolución es fruto de la necesidad, no sólo de la conciencia; otra cosa es que se requiere el elemento consciente para tratar de liderar y capitalizar la ira y descontento popular. Las mayorías, no se levantan por conciencia, salen a la calle o se meten a la guerrilla porque “están mamados”, porque tienen hambre, porque no aguantan más humillación, porque no tienen empleo y por mu- DEBATES del CONFLICTO 23