“Hoy Uribe se arrulla en la leyenda de que acabó
con el paramilitarismo y debilitó a la guerrilla, y
Santos se arrulla en la leyenda de que acabó con las FARC
y trajo la paz, pero todos los otros males de Colombia
siguen hirviendo en el caldero y no dan más espera.
Un país sin alternativas para los campesinos, abandonó al
pequeño productor en manos de las mafias.
La falta de una economía formal y de empleo
para las mayorías dejó al país en manos de la droga.
Una economía mafiosa contagió del estilo
de los carteles a la política, a la justicia, a la salud,
al comercio, al manejo de los recursos y
al manejo del territorio”.
William Ospina. Hablando con el fuego. El Espectador, 8-12-2019