E
n momentos donde el desarrollo tecnológico crece a ritmos
acelerados, el Litio [1] se ha convertido en un valiosísimo
mineral indispensable; las baterías de Litio son la fuente de
energía de automóviles, computadores portátiles, relojes in-
teligentes, celulares y demás equipos de tecnología móvil.
El 75 por ciento de las reservas mundiales de este mineral se en-
cuentran en Bolivia, Chile y Argentina. Bolivia tiene la mayor reserva
de litio en el mundo, según Bloomberg este país tiene un potencial
para producir el 20 por ciento del litio del mundo.
El gran depósito de este mineral está en el Salar de Uyuni, un lago
prehistórico que se secó y que hoy es un desierto de sal blanca de
11.000 kilómetros cuadrados –la mitad el área del Departamento de
la Guajira–, que es la reserva más grande del mundo, con 21 millones
de toneladas de Litio.
Un Gobierno defensor de los bienes naturales
Cuando Evo Morales y el Movimiento al Socialismo asumieron el Go-
bierno en 2006, de inmediato centraron sus esfuerzos en terminar
décadas de saqueo de los bienes naturales por parte de las empresas
mineras transnacionales. Para ello el Gobierno nacionalizó varias de
las operaciones mineras de multinacionales.
El Gobierno de Evo en 2012 a través del Decreto Supremo 1308 anu-
ló el contrato con la South American Silver (TriMetals Mining), que
entonces buscó arbitraje internacional y compensaciones. En agosto
de 2019, TriMetals alcanzó un acuerdo con el Gobierno boliviano, por
una décima parte de lo que había exigido como compensación [2].
El Gobierno de Morales también nacionalizó una mina de Estaño
y una de Zinc, y dos fundiciones, propiedad la transnacional suiza
Glencore [3]. Esta expropiación llevó a que la subsidiaria de Glencore
se enfrentara violentamente con los mineros.
En 2014 el periódico británico Financial Times, especialista en análi-
sis internacional de negocios y economía, afirmó que pese al pago de
las millonarias demandas la estrategia nacionalista de Morales era
adecuada.
EL IMPERIO
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