Revista Insurrección insurrección 711 | Page 5

E l sábado 26, un semanario de Bogotá reveló grabaciones de conversaciones entre militares de la Fuerza de Tarea Vulcano (FTV) asignada en el Catatumbo, donde el Coronel Pérez Amézquita mandó a asesinar al ex combatiente Dimar Torres, luego el Cabo Gómez R. le reporta “ya lo maté”. El General Villegas Comandante de la FTV, en enero pasado im- partiendo órdenes a sus oficiales, dijo: “Acá lo que toca es dar bajas. Si toca sicariar, sicariamos”. Cuando sus tropas asesinaron a Dimar Torres el 22 de abril, intentaron hacerlo pasar como guerillero eleno. Esta modalidad de operaciones encubiertas que ejecutan en el Ca- tatumbo la aplican en todo el país. En agosto pasado, el Alcalde de Toribío denunció que desde hace muchos años la Policía y el Ejército saben que por Toribío hay rutas del narcotráfico que conectan con el Pacífico y la Amazonía, todos conocen cuáles son los caminos de ingreso y salida de las drogas; las autoridades saben el modus operandi y cuáles estructuras son las que manejan este mercado en el norte del Cauca. En el súper militarizado norte del Cauca, el martes 29 de octubre bandas de sicarios masacraron en el Resguardo de Tacueyó en To- ribío, a 5 comuneros indígenas; un día antes el Ejército estatal tortu- ró y asesinó al defensor de Derechos Humanos Flower Trompeta, en el vecino municipio de Corinto. El jueves 31 también fueron asesinados 3 civiles y un suboficial activo de la Armada Nacional que los guiaba sin uniforme, cuan- do desplegaban drones en la vereda Santa Helena de Corinto. Las Fuerzas Armadas conocen bien las bandas de sicarios, pero no están dispuestas a atacar a su brazo de operaciones encubiertas. Para las clases dominantes es lícito usar el paramilitarismo como arma de guerra contrainsurgente, contra todas las fuerzas alterna- tivas que los pueda sacar del Gobierno, sean ellas comunidades organizadas, partidos opositores o defensores de derechos huma- nos y del territorio; a todos ellos los consideran su “enemigo interno”. Solamente con la lucha popular y revolucionaria, con esfuerzos por una paz con transformaciones y justicia social, se pondrá fin a esta Guerra que ejecuta el régimen contra la sociedad colombiana. EDITORIAL 5