L
os estudiantes de secundaria protestaron por el alza del trans-
porte que golpea a todos, por ser este el segundo renglón de
gasto de los hogares.
La respuesta represiva ordenada por Piñera no sofocó las mo-
vilizaciones y por el contrario las acrecentó, porque la indig-
nación en Chile crece hasta borrar el miedo.
La esposa del Presidente reconoció rebasado el Gobierno por la “in-
vasión alienígena” y exhortó a disminuir los privilegios de la élite go-
bernante. Ella los llama “alienígenas” para nombrar la sub-humani-
dad en que el modelo económico neoliberal mantiene al 99 por ciento
del pueblo chileno, y por la sumisión que le impone la Constitución
heredada de la dictadura de Pinochet (1973-1990).
La indolencia y corrupción de la élite entierra a Chile como uno de los
10 países más desiguales del mundo, mientras ella logra una mayor
acaparamiento de la riqueza.
El portero de la Selección chilena de fútbol en un mensaje de Twit-
ter, dijo: “Vendieron a los privados nuestra agua, luz, gas, educación,
salud, jubilación, medicamentos, nuestros caminos, bosques, el salar
de Atacama, los glaciares, el transporte... No queremos un Chile de
algunos pocos”.
El Presidente calificó la protesta ciudadana como una declaración de
guerra, pero después pidió perdón por no reconocer los problemas
acumulados, que desembocaron en este estallido social.
El jurista Baltasar Garzón en Carta a Piñera le recordó que “El pueblo
no es el enemigo sino la víctima, y al pueblo hay que protegerlo y no
castigarlo con medidas de excepción”.
Bárbara Figueroa, Presidenta desde 2012 de la Central Unificada de
Trabajadores y Trabajadoras de Chile, propone que:
“Si el Gobierno quiere avanzar, tiene que buscar respuestas profun-
das. Hay que construir la participación popular, generar nuevos me-
canismos de participación efectiva que involucren a quienes están
poniendo el cuerpo [en las movilizaciones]. Cualquier salida de esta
crisis tiene que ser sobre el profundo debate del modelo económico ”.
Sin duda la presión de la sociedad chilena va a remontar la heren-
cia neoliberal represiva de Pinochet, en una gesta de lucha que es
ejemplo para los pueblos del continente, como lo es la resistencia del
pueblo ecuatoriano.
EDITORIAL
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