L
a resistencia indígena comenzó el 12 de octubre de 1492
cuando los navíos de la corona española invadieron a Améri-
ca y dieron inicio al Genocidio más grande de la historia, en
el que más de 70 millones de personas perdieron la vida, su
identidad, su cultura y la libertad.
La Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) registra 120
masacres contra población indígena; más de 160 líderes indígenas
asesinados después de la firma del Acuerdo de Paz, 97 de estos du-
rante el primer año del Gobierno de Duque, principalmente en Cauca,
Valle del Cauca, Nariño, Chocó y en el Catatumbo [2].
La militarización y la violencia sistemática ejercida contra las etnias
indígenas busca la apropiación de sus territorios, para establecer y
desarrollar megaproyectos agroindustriales y extractivistas.
El Estado desconoce las Consultas Previas obligatorias con las comu-
nidades para poder entregar los territorios ancestrales al gran capi-
tal. Despojo que el Centro Democrático busca legalizar en el Congreso
de la República.
La lucha del movimiento indígena es por la defensa de la Vida, el
Territorio, su Autonomía y su Cultura; la tierra además de ser me-
dio de supervivencia física, es un espacio sagrado que proporciona
sabiduría y contribuye a la reproducción cultural, espiritual y de las
tradiciones.
Manuel Quintín Lame (1880-1973) el más grande líder de las luchas
indígenas del último siglo, decía:
“Yo soy el indígena que fue educado en las selvas por medio de la ‘Voz
del Silencio’, allá en la casa del tesoro de los humildes donde me edu-
qué para la defensa del indiecito ante las calumnias de mis enemigos
blancos”.
SOLUCION POLITICA
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