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a arrogancia le nace de sentirse el “Rey del mundo y del infra mun-
do”, como lo define alias Don Berna, un socio de Uribe desde los años
80 del siglo anterior.
El lunes pasado en la sesión plenaria del Senado de la República,
Uribe insultó al Senador liberal Gómez Amín al calificarlo como un
payaso que no merece debatir con él.
Desató la furia del ex Presidente la denuncia de Gómez Amín sobre el plan de
los clanes Dávila y Zúñiga asociados con Uribe, para construir 2 hoteles en
el Parque Nacional Natural Tayrona, santuario de las etnias indígenas de la
Sierra Nevada de Santa Marta.
Un poco antes, se supo que Diego Cadena el “aboganster” de Uribe, prepa-
raba un atentado contra el periodista Daniel Coronell, en retaliación por las
denuncias que él les hace. Cadena ordenó al sicario llamado Vinagre para
“hacerle fiesta a ese HP”.
Cadena ha sido el encargado de amenazar y comprar testigos para que cam-
bien sus testimonios a favor de Uribe, como ocurrió con los paramilitares C.
E. Vélez, a quien entregaron una gruesa suma de dinero, y con J. G. Monsalve
al que amenazaron.
Es la ley de hierro de la mafia, “te vendes o te mato”, la que aplican los segui-
dores de Uribe, para borrar evidencias y salir victoriosos en el proceso por
manipulación de testigos que le siguen al ex Presidente.
Ante la Corte también cursa otro proceso contra Uribe por injuria y calumnia
interpuesto por el ex Magistrado Iván Velásquez, a quien el ex Presidente di-
famó diciendo que era un “militante extremista”.
La persecución de Uribe contra Velásquez viene desde abril de 1998, cuando
éste era Fiscal Regional y allanó el Parqueadero Padilla en Medellín, donde
decomisó disquetes, libros de contabilidad y registros bancarios del ejérci-
to narco paramilitar del clan Castaño Gil (AUC), donde constaban todos los
nombres de los empresarios financiadores, la nómina que pagaban a agentes
estatales corruptos, el organigrama completo de todos los escuadrones, etc.
¿Cuántos ataques está haciendo Uribe y cuáles tiene previstos hacer contra
la Corte? Lo importante es que la sociedad colombiana haga a un lado esta
agenda personal, para adelantar una solución política del conflicto y poder
pasar la página de la guerra.
EDITORIAL
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