Revista Insurrección Insurrección 705 | Page 15

L a etnia Chimila al momento de la invasión española habitaba más de 700 poblados en la llanura del Magdalena, desde Río Frío en las estribaciones noroccidentales de la Sierra Neva- da de Santa Marta hasta Mompox y la Ciénaga de Zapatosa, y desde la banda oriental del Río Magdalena hasta los ríos Ariguaní y Cesar; la ciénaga Grande de Santa Marta era su centro de desarrollo. Hasta el siglo XVIII sobrevivieron en constante resistencia armada contra la expansión colonial sobre sus territorios. Desde los inicios del siglo XX una vez más el territorio Chimila fue cercenado por los latifundistas bananeros, ganaderos, saqueadores de bálsamo de tolú y por las empresas petroleras [1]. Después de 1948 los terratenientes blancos, junto a colonos campesi- nos mantuvieron la costumbre española y de los frailes capuchinos de salir a “rondas de cacería de indios”; el cura del pueblo, el alcalde y los demás los perseguían y cazaban a mansalva, practica genoci- da que aún hoy prosigue contra ellos y las comunidades campesinas aledañas. Así la etnia Ette Ennaka se encuentra confinada a un territorio mar- ginal en las Sabanas de San Ángel, en el Departamento del Magdale- na, donde en 2015 habitaban 1.614 indígenas sobrevivientes, según el DANE [2]. Contra reforma agraria ejecutada por los paramilitares Como parte de una estrategia anti subversiva el Gobierno de Carlos Lleras (1966-1970) realizó una Reforma Agraria en 1968, que amparó la asignación de tierras baldías y sin explotar por los terratenien- tes, y que también dio origen a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC), que lideró a partir de 1970 la recuperación de las tierras usurpadas por latifundistas; hecho histórico que constituyó el momento más alto de democratización de la tierra en Colombia. SOLUCION POLITICA 15