Revista Insurrección Insurrección 702 | Page 37

E sta semana falleció en su cama Pablo Matheus, nacido en 1936 en Suaita, Santander, en una familia campesina, pobre, y Con- servadora. No quería ser “viviente”, como su familia sin tierra, que vivían “arrimados” en fincas trabajando de sol a sol sin nin- guna perspectiva de mejorar su vida. Cuando el 9 de abril del 48, Pablo, cursaba el segundo año de primaria, la Escuela quedaba en una vereda de preeminencia Liberal y su madre le aconsejó no volver a la escuela, era peligroso, se abrió una violencia que marcaría toda la vida de Pablo. A los 16 años se va a San Martín, Meta, donde tiene unos primos, allí jornalea y presencia la dura violencia que ejercen contra los Liberales como el Corte de franela y los Empalamientos. En el 54 lo enrolan en el Ejército, recibe formación militar en la Escuela de Caballería en Bogotá y lo envían a combatir “Bandoleros” al Sur del Tolima, al Cañón de las Hermosas. Sale del Ejército en el año 57, vuelve a su natal Suaita donde su padre y su madre con gran sacrificio se han hecho a una hectárea de tierra, tra- baja en un trapiche pero él quiere una finca propia. Con un cuñado se va para el Magdalena Medio a Vijagual en Puerto Wilches, a trabajar en una finca de arroz; para el año 64 ya Pablo Matheus ha establecido un hogar. A Vijagual llega la noticia “que en Venezuela están regalando tierra”, va- mos para esos lares le dice al cuñado y toman camino los dos, llegan a Pamplona, bajan a Cubará (antes, Tunebia). Encuentran un programa de Colonización dirigida en la región del Sarare en Arauca. A finales de 1966, Pablo Matheus, con su esposa y dos hijos pequeños, con su cuñado y su familia, se inscriben ante el Instituto de la Reforma Agraria (INCORA) en el programa de colonización, cada familia recibe cinco mil pesos en herramientas para el campo, materiales de construc- ción, compra de animales y alimentos, y 500 para afiliarse a la Coopera- tiva. Duraron cuatro días bajando de la montaña al plan por una trocha –que hoy sigue siendo una trocha- los guía el Cadenero baquiano que sabe a dónde va la punta de la colonización; fue una travesía peligrosa con ríos que en invierno son caudalosos, donde se ahogaron no pocos campesi- nos. MEMORIA COLECTIVA 37