N
adie en Colombia pensaba que íbamos a resistir un ter-
cer periodo presidencial de Uribe Vélez, ni tampoco que
toda la élite dominante se iba agrupar tras él para colo-
carlo a gobernar por tercera vez.
Ambas novedades fueron posibles por el miedo que las
élites le tienen a la paz y a los cambios, porque una vez Gustavo
Petro comenzó a llenar plazas y a puntear en las encuestas duran-
te la puja electoral presidencial del año pasado, todas las clases
dominantes entraron en pánico y se aferraron al sector de la ul-
traderecha violenta que acaudilla Uribe, al que unos meses atrás
decían repudiar.
De esta improvisada manera las élites decidieron congregarse al-
rededor de Uribe III, esta vez contando con la sub presidencia de
Iván Duque; a quien ahora ellos mismos tachan de inexperto e in-
capaz cuando la improvisación la cometieron entre todos y no sólo
Uribe cuando lo designó como su portavoz.
Este relato del año pasado no puede olvidarse ahora que toda Co-
lombia se lamenta de los desastres de este primer año de la tercera
presidencia de Uribe.
Si las élites impusieron un tercer mandato de Uribe, ¿Qué de raro
tiene que el Plan de Desarrollo lo dedique a la explotación acelera-
da de recursos naturales, como lo había hecho entre 2002 y 2010?
Si durante los dos primeros mandatos de Uribe la economía estuvo
al servicio del banquero Sarmiento Angulo y de las empresas mul-
tinacionales minero-petroleras, ¿Por qué sorprendernos que ahora
esté ocurriendo lo mismo?
Si eligieron para gobernar a quienes desde hace años están sem-
brando odio contra la reconciliación nacional, ¿Por qué extrañase
que ahora estén haciendo trizas la paz?
Editorial
Revista Insurrección / Página 5