tablecer derechos a los indígenas despojados, “como propietarios
legítimos, todas las tierras que formaban los Resguardos según sus
títulos, cualquiera que sea el que aleguen para poseerlas los ac-
tuales tenedores”.
El despojo de la tierra obtenido por medio de la matanza de líde-
res sociales, defensores de Derechos Humanos y del territorio que
hoy ensangrenta a Colombia, remueve al Libertador en su tumba
y lo lleva a un nuevo Despertar; tragedia de la que se lucran vie-
jos y nuevos ricos, a la par que las corporaciones multinacionales
ensañados todos en la explotación acelerada de Bienes Comunes
propiedad de toda la sociedad.
Como resultado de este despojo bicentenario las regiones habi-
tadas por las comunidades indígenas y negras son las más mise-
rables y marginadas, sometidas por un régimen de máxima anti
democracia y violencia, conque las élites desconocen su cultura y
autonomía.
Doscientos años de marcha de los pueblos latinoamericanos y cari-
beños por la soberanía, la democratización y la paz hacen vigente
la sentencia de José Martí:
“¡Pero así está Bolívar en el cielo de América, vigilante y ceñudo,
sentado aún en la roca de crear, con el inca al lado y el haz de
banderas a los pies; así está él, calzadas aún las botas de campaña,
porque lo que él no dejó hecho, sin hacer está hasta hoy: porque
Bolívar tiene que hacer en América todavía!”.
Editorial
Revista Insurrección / Página 7