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esde noviembre hasta la fecha han sido encontrados 8
cuerpos desmembrados en Bogotá y su área metropo-
litana [1], hechos que han suscitado alarma en la ciu-
dadanía; recientemente en una casa ubicada en el
municipio de Soacha al sur de Bogotá, las autoridades
encontraron elementos que indican que esta vivienda esta ligada
al cuerpo desmembrado hallado en días anteriores en la localidad
de Engativá.
Tras este hallazgo es inevitable recordar las llamadas Casas de Pi-
que [2], que se dieron a conocer en Buenaventura en 2014 y que
las autoridades las relacionaron con ajustes de cuentas entre ban-
das del narcotráfico; esta vez los hechos ocurren en la capital del
país a centenares de kilómetros de regiones ligadas al narcotráfi-
co. Entonces, ¿Se multiplicaron las casas de pique? ¿El narcotráfi-
co se trasladó a Bogotá? ¿Serán acciones de ‘limpieza social’ de
los policías y militares?
¿Nos acostumbramos al terror?
En Colombia la cruenta y prolongada guerra nos ha llevado a resis-
tir y tristemente nos ha vuelto indolentes e indiferentes ante los ase-
sinatos y las masacres; no es nuevo hablar de las Casas de Pique
o tortura, históricamente se han desarrollado estas practicas para
imprimir terror en la población.
Constantemente la élite gobernante y los paramilitares han utiliza-
do la tortura para sacar información a objetivos determinados, a
su vez recurren a acciones cruentas para imponer el terror y así gol-
pear psicológicamente la organización social y las comunidades,
así garantizan el silencio y diezman cualquier intento de resistencia.
Debates del Conflicto
Revista Insurrección / Página 29