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as masivas movilizaciones realizadas en más de 110 ciuda-
des de Colombia y del mundo indican una mayor sensibili-
dad frente al asesinato de los líderes sociales, defensores de
derechos humanos y del territorio, y de ex combatientes de
las FARC.
Las Marchas demuestran también un mayor compromiso para
cuestionar la inacción y responsabilidad de las clases dominantes
que siguen promoviendo el terror, el paramilitarismo y la violencia
contra toda alternativa de cambio.
El pasado miércoles 24 a escasas cuarenta y ocho horas de las
Marchas, fue asesinado en Cali, Carlos Alberto Montaño Mosque-
ra, otro desmovilizado de FARC, con lo que se elevó a 140 el nú-
mero de excombatientes asesinados después de la firma de los
Acuerdos de Paz. El jueves 25 a pocas horas para la jornada de
movilizaciones en defensa de los líderes sociales y la paz intentaron
matar a Carlos Tovar, uno de los líderes sociales de Buenaventura.
El Gobierno no obstante su responsabilidad en este exterminio hizo
gala del mayor cinismo, al enviar a sus funcionarios a infiltrar varias
de las Marchas programadas; el mismo Duque cuando llegó fuer-
temente escoltado a la Plaza del Reloj en Cartagena, fue rechaza-
do y abucheado por el grueso de los manifestantes.
A una semana de cumplir Duque su primer año de Gobierno crece
el descontento por su convivencia con la corrupción, la matanza
de opositores, sus ataques al Proceso de Paz y sus planes económi-
cos que favorecen a los grandes capitales, mientras asfixian a las
mayorías.
Le espera al país una mayor sujeción a los designios norteamerica-
nos, con la continuidad de la intromisión y la agresión hacia Vene-
zuela, el desarrollo de otra etapa de la fracasada Guerra contra las
Editorial
Revista Insurrección / Página 5