Revista Insurrección Insurrección 694 | Page 25

D iez años después del golpe de Estado a Manuel Zelaya, Honduras está inmerso en una profunda crisis política, con masivas protestas que exigen la salida del presiden- te Juan Orlando Hernández, quien fue reelecto en 2017 tras unas controvertidas y fraudulentas elecciones. El pasado 5 de julio Amnistía Internacional publicó un informe en el que acusa al Gobierno hondureño de hacer “uso excesivo de la fuerza” para sofocar las protestas [1]; Según el informe la represión estatal contra quienes exigen la renuncia de Hernández ha dejado seis muertos y más de 80 heridos, dentro de ellos el presentador de televisión hondureño Santiago Carvajal, integrante de la comuni- dad LGTBI. Honduras, un especial interés imperial Centroamérica y en particular Honduras es codiciado por los im- perialistas, más que por mercados o riquezas naturales, por sus po- sición geoestratégica favorable para controlar el mar Caribe, las costas latinoamericanas del Pacífico y México; por ello los Estados Unidos establecieron allí numerosas bases militares, la primera en los años 80. Por esa razón Berta Cáceres dijo en el año 2015: “EE.UU., (…) siempre ha usado a Honduras como una plataforma para invadir a otros pueblos hermanos, como sucedió en los 80 contra Nicaragua, esta vez podría ser Venezuela” [4]. No obstante las transnacionales como Chiquita Brand -antigua Uni- ted Fruit- allí es dueña de plantaciones de piña y bananos; igual- mente hay intereses minero–energéticos, como la construcción de represas que ocasionan luchas por la defensa del medio ambiente y la vida en los territorios indígenas. El Imperio Revista Insurrección / Página 25