El jueves pasado, el encargado de Asuntos latinoamericanos
del CSN habló de “una eventual desestabilización interna de
Colombia” tras la detención del ex Presidente, y exigió que “no
se politice el proceso judicial contra Uribe”.
Al día siguiente, el Vicepresidente de EEUU luego de hablar con Duque,
se refirió a Uribe como a un héroe, y felicitó a ambos por ser sus
grandes aliados en la lucha por la libertad y en la Guerra contra las
drogas.
Hay que recordarle a estos funcionarios de Trump que Colombia ha
sido clasificada como el país más corrupto del mundo, donde gracias
a los Carteles de las drogas Duque ganó la Presidencia, porque los
narco paramilitares presionaron y compraron los votos con que venció
en las elecciones de 2018.
A Trump solo le importa ganar la reelección en noviembre próximo,
para ello sostiene un régimen como el de Colombia, que le permite
injerir en Venezuela, operación con que disputa los votos de los exiliados
de extrema derecha que viven en EEUU, los que clasifican a
Uribe como su héroe.
Si a Trump le importara la democracia y la libertad, no sostuviera a
caudillos como Uribe, dejaría que el destino de Venezuela lo decidan
los venezolanos, y abandonaría el plan para que sean los EEUU quienes
decidan el futuro de Colombia y de Venezuela.
La ruina de EEUU como potencia le llega por obstinarse en hacer su
diplomacia persiguiendo solamente sus intereses -como recuperar el
petróleo de Venezuela-, y se seguirá debilitando porque sus mandatarios
reducen toda la política a conseguir sus intereses personales.
No hay que contar con demasiada imaginación para saber cuáles serán
los consejos que el jefe del CSN va a dar a la élite dominante en
Bogotá: que cambien algunas cosas de forma para que todo siga igual.
En cambio a la sociedad colombiana le interesa que los poderosos
dejen de ocultar la verdad, que asuman sus responsabilidades y que
dejen de obstruir la justicia que reclaman millones de víctimas del
Conflicto Interno; esto motivaría la Solución Política del Conflicto e
impulsaría el Proceso de Paz.
EDITORIAL 5