El Plan Colombia impuesto por Estados Unidos, es presentado
como parte de su Guerra contra las drogas, ha sido una nefasta
campaña contrainsurgente, conducida desde el Comando
Sur de EEUU, con el que aplica la estrategia de “quitar el agua
al pez” y dar trato de “enemigo interno” a los movimientos populares
que luchan por cambios, por medio de una Guerra sucia hecha través
de grupos paramilitares.
Álvaro Uribe en sus dos mandatos (2002-2010) al Plan Colombia le
dio el nombre publicitario de la Seguridad Democrática, que resultó
en masacres, destierro y despojo de tierras; campaña de terror que
dejó 3.374.270 víctimas, el mayor número habido en 70 años de Conflicto
Interno [1], incluido el asesinato por parte del Ejército de más
de 3.500 jóvenes, entre el 2006 y 2010, con operaciones denominadas
Falsos Positivos.
El Presidente Juan Manuel Santos (2010-2018) adelantó Procesos de
Paz con las FARC y el ELN, sin desmontar el Plan Colombia, ni la Doctrina
Militar que mantiene activo el paramilitarismo. En marzo de
2016 en la Casa Blanca, Santos se congratuló con Barack Obama por
los resultados del Plan Colombia [2] y en 2018 asoció a Colombia a la
OTAN, la mayor alianza bélica que existe [3].
El Plan de Defensa y Seguridad del Gobierno de Duque define como
amenaza tradicional el terrorismo y el crimen internacional, y una
nueva amenaza “relacionada con la intención de afectar la integridad
territorial, en el contexto de inestabilidad en países vecinos y la
injerencia de potencias extra hemisféricas” [4]. Plan que no reconoce
la existencia del Conflicto Armado, ni muestra disposición a resolverlo,
pero prevé participar en teatros de Guerra Mundial que incluyen
la agresión contra sus vecinos.
Extractivismo y enriquecer más a los súper ricos
El plan militar del régimen soporta el modelo económico, que le quita
los recursos al Estado y los entrega a los ricos. Grava con IVA a productos
de la canasta básica, mientras rebaja y quita impuestos a los
grandes ricos y sus empresas.
SOLUCIÓN POLÍTICA 11